quinta-feira, 5 de janeiro de 2017

ANTE LA 'MUERTE'…

ANTE LA
'MUERTE'…
Cinco aspectos de la vida que la
gente lamenta antes de morir
Bronnie Ware pasó años
trabajando en cuidados
paliativos, atendiendo a
pacientes terminales en sus
últimas 12 semanas de vida.
Le impactó tanto que decidió contar
su experiencia en un blog llamado
Inspiration and Chai, donde
reprodujo los últimos deseos de
sus pacientes.
El éxito fue tal que
al poco tiempo lo plasmó en un
controvertido libro titulado
‘Los cinco mejores lamentos de los
que van a morir’.
Ninguna mención al sexo,
tampoco les importaba irse sin
haber probado experiencias
vibrantes como hacer puenting o
no haber cumplido con otros
clásicos como escribir un libro o
plantar un árbol.
Ware habla de la claridad y de la
visión espectacular que tiene la
gente al final de sus vidas, y
cómo podemos aprender de su
sabiduría.
"Cuando les preguntaba de qué se
arrepentían o si hubieran hecho
algo de manera diferente, casi
siempre me respondían lo mismo".
"La lista era larga, pero en el
libro traté de centrarme en los
cinco más comunes", explica la
autora.
Estas son las "confesiones
sinceras y reales de las personas
que cuidé en su lecho de muerte":
1. Ojalá hubiera vivido a mi
manera.
Muchos se quejaban de no haber
tenido el coraje de vivir una vida
fiel a sí mismos, sino a lo que los
demás esperan de ellos.
"Cuando se dan cuenta que su
vida está a punto de terminar y
miran hacia atrás, es fácil ver
cuántos sueños se han quedado
en el camino.
La mayoría no había cumplido
aún ni la mitad de sus sueños
y tenía que morir sabiendo que era debido a las decisiones que habían tomado".
2. Ojalá no hubiera trabajado
tan duro.
Ware afirma que ésta era la
frase más repetida por los
pacientes de sexo masculino.
Casi todos los hombres que cuidó
sufrían por haberse perdido la
infancia de sus hijos, la
juventud de sus hijos y
lamentaban no haber disfrutado
más de la compañía de su pareja.
Sentían que habían
malgastado tanto sus vidas;
comprendieron tarde que no se
debe basar la existencia en el
trabajo. "
3. Ojalá hubiera tenido el coraje
de expresar mis sentimientos.
A menudo las personas renuncian
a sus sueños e ideales por el bien
de los demás.
Ocultan sus sentimientos con el
fin de mantener la paz de su entorno.
Como resultado, se conforman con una existencia mediocre y nunca llegan a ser lo que en realidad quieren ser o lo
que realmente son capaces de hacer.
"El origen de muchas
enfermedades tiene relación con
la amargura, la frustración y el
resentimiento que esto conlleva",
Explica Ware.
4. Ojalá hubiera mantenido el
contacto con mis amigos.
"Casi todos se acordaban de sus
viejos amigos y recordaban con
pesar los mejores momentos
vividos a su lado, lamentando no
haber sido capaces de mantener
esa amistad con el paso de los
años.
Querían despedirse de
ellos, pero no siempre fue posible
localizarlos", cuenta Ware.
"A veces nos sentimos tan
absorbidos por nuestras propias
vidas, que es como si estuviéramos
atrapados y renunciamos a uno
de los mayores tesoros de la vida,
la amistad.
He sido testigo de la profunda pena y arrepentimiento que esto ha ocasionado a mis pacientes, les atormentaba no haber dedicado a sus verdaderos amigos el tiempo y esfuerzo que merecían.
Todo el mundo echa de menos a sus
amigos cuando se están
muriendo", añade la enfermera.
5. No he sabido ser feliz.
Otra revelación sorprendente:
muchos de los pacientes no se
dan cuenta hasta el final de sus
vidas de que la felicidad es una
elección.
Se quedan atascados en
viejos patrones y hábitos.
El llamado ‘confort de
familiaridad’ interfiere con su
salud emocional.
Por eso insisto que uno de los
principios claves para la vida es
entender que lo único que
necesito para ser feliz es una
actitud agradecida ante la vida.
La queja es un imán para la
desgracia.
Nos quejamos tanto de lo poco
que nos hace falta
que dejamos de agradecer lo
mucho que tenemos.
Es fácil agradecer cuando las
cosas están bien ¡Por supuesto!,
cualquiera lo hace.
Pero, la verdadera gratitud se forja
cuando las cosas están
complicadas.
El miedo al cambio les lleva a
pensar que están contentos con
lo que tienen, cuando en el fondo
anhelaban hacer otras
cosas, como reírse más y hacer
tonterías, concluye Ware.
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Nos atrapa la rutina y estas cosas
se nos olvidan.
Y olvidamos que la 'muerte' física puede ocurrir en cualquier momento sin importar la edad.
Ayer una amiga me comentó que la suegra de su hija estaba llena de vida, con solo 48 años, pero el sábado en la
mañana amaneció convulsando y
en la tarde ya le habían
diagnosticado muerte cerebral.
Una aneurisma en el cerebro le
explotó.
La vida material es efímera,
debemos vivirla plenamente, sin
poner escollos con cosas
intrascendentes, pues lo que
importa es lo que podamos
compartir, lo que nos da paz y
nos llena el espíritu, no los
bolsillos...
Nilda Ruiz
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La muerte
es
tan bendición
como
la
vida ..
Por que es ella
la
que
disuelve
las
ilusiones
del
hombre.